viernes, 15 de mayo de 2015

INGRESO, GASTO Y DÉFICIT PÚBLICO


Hace un par de entradas os hablaba del endeudamiento de la economía española. Ya que hablamos de deuda en general, parece un buen momento para detenerse a analizar los conceptos del déficit y la deuda pública, pues al hablar con los alumnos y con la gente corriente observo que hay bastante confusión en torno a ambas magnitudes. En la siguiente entrada nos centraremos en el déficit, mientras que dedicaremos el próximo post a la deuda pública.  Intentaré explicarme de la forma más sencilla posible, puesto que el objeto de esta entrada es precisamente acercar dichos conceptos a la gente que no los entiende.


INGRESOS PÚBLICOS

Los ingresos públicos son los recursos que obtiene el Estado para desarrollar su actividad. Podemos dividirlos en dos grandes grupos:

* Los ingresos fiscales o ingresos tributarios son los derivados del pago de tributos. Los tributos son pagos pecuniarios (es decir, en dinero) impuestos por el Estado a las personas que residan en él, se exigen como consecuencia de la realización de un hecho imponible al que la ley vincule el deber de contribuir. De mayor a menor importancia, los más destacados son los siguientes:

  • Impuestos: son pagos exigidos por el Estado sin contraprestación directa. Es decir, el Estado no se compromete a que el contribuyente reciba nada concreto a cambio del pago del impuesto. Los impuestos directos son nominativos (es decir, recaen directamente sobre las personas con nombres y apellidos) y gravan el patrimonio y/o las rentas generadas por los contribuyentes (el IRPF y el Impuesto de Sociedades son los ejemplos más representativos). Los impuestos indirectos gravan el consumo de bienes y servicios con independencia de la naturaleza y circunstancias personales de quien adquiere esos bienes (el IVA es el ejemplo más característico, pero también podemos destacar los impuestos especiales sobre el tabaco, el alcohol o los hidrocarburos).
  • Cotizaciones sociales: son las cantidades pagadas por las empresas y los trabajadores afiliados a la Seguridad Social para la financiación de ésta, de modo que los trabajadores tengan derecho a cobertura cuando la necesiten (pensiones de jubilación, prestaciones de desempleo, invalidez, enfermedad, etc.).
  • Tasas: son pagos que se exigen a cambio de la prestación de un servicio público o la realización de una actividad en régimen de derecho público (es decir, que no puede ser prestada por el sector privado). Algunos ejemplos representativos podrían ser las matrículas universitarias, la entrada a un museo público o las tasas por expedición de documentos públicos como el DNI o el pasaporte.
  • Contribuciones especiales: son pagos exigidos por la obtención por parte del contribuyente de un beneficio gracias a la realización de una obra pública o el establecimiento o ampliación de un servicio público. Fundamentalmente, se trata de un tributo municipal, y suele exigirse a aquellos contribuyentes beneficiados por obras de alcantarillado, alumbrado o cualquier otra mejora de urbanización.

* Los ingresos no fiscales son aquellos que no proceden del pago de tributos. Destacamos los siguientes:
  • Deuda pública: está formada por los préstamos que el Estado pide mediante la emisión de bonos y obligaciones. Como sabéis, a ella irá dedicada la próxima entrada, aunque volveremos a referirnos a la deuda pública en esta misma entrada.
  • Transferencias de capital: proceden fundamentalmente de los fondos estructurales de la Unión Europea y su destino es financiar proyectos de inversión.
  • Transferencias corrientes: son recursos que la Administración recibe de otras entidades y que no se materializarán en proyectos de inversión. Uno de los ejemplos más característicos serían los fondos que el Estado recibe gracias a las Loterías y Apuestas del Estado.
  • Ingresos patrimoniales: son rentas generadas por bienes del Estado. Un ejemplo podría ser el alquiler cobrado por la cesión de un suelo público o los dividendos generados por las empresas públicas.
  • Ingresos generados por la enajenación de inversiones: son ingresos derivados de la venta de bienes públicos. El ejemplo más característico sería el de la privatización de empresas públicas.



GASTO PÚBLICO

El gasto público es el conjunto de gastos realizados por la Administración. Siguiendo un criterio económico podemos agruparlos en dos grandes categorías:

* Gastos corrientes: son los relacionados con el mantenimiento básico del papel del Estado, ya que se destinan a proporcionar servicios como la sanidad, la educación, la justicia o los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Desde un punto de vista macroeconómico, se identifican con el consumo del Estado. Podemos dividirlos en tres grandes categorías:
  • Salario de los funcionarios y del personal que trabaja en las empresas y organismos públicos.
  • Adquisición de bienes y servicios a empresas y agentes privados.
  • Gastos financieros: corresponden al pago de los intereses de la deuda pública.

* Gastos de inversión: son los destinados a mantener y ampliar el capital productivo del país. Se corresponden con el gasto en infraestructuras (carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, hospitales, centros educativos...). Desde un punto de vista macroeconómico, se asimilan a la inversión del Estado.

* Transferencias y subvenciones: son recursos que el Estado transfiere a las empresas y personas que más lo necesiten o que cumplan los requisitos que determine su política económica. Se podría decir que, en este tipo de gastos, el Estado actúa como mero intermediario, detrayendo recursos de ciertos agentes económicos para transferirlos a otros. Las transferencias están destinadas a las personas físicas (pensiones, subsidios de desempleo, becas, pensiones no contributivas...), mientras que las subvenciones están dirigidas a empresas y personas jurídicas (para reducir el coste de producción de determinados bienes, para la creación de puestos de trabajo, por invertir en nuevas tecnologías y bienes de capital...).


DÉFICIT PÚBLICO, DÉFICIT PRIMARIO Y DÉFICIT ESTRUCTURAL

El Presupuesto del Sector Público recoge sus planes de gasto y los ingresos que espera obtener para financiar ese gasto. Si los ingresos y los gastos del Estado son iguales, se dice que el presupuesto está equilibrado. Si gastos e ingresos no son iguales, el presupuesto presenta un desequilibrio que adoptará la forma de superávit (si los ingresos son superiores a los gastos) o déficit (si los gastos son superiores a los ingresos). Como la situación de déficit es la más habitual y la que más preocupa a los economistas, nos centraremos en él. Por tanto, el déficit público es el desequilibrio presupuestario que se produce cuando los gastos del Estado son mayores que sus ingresos.

Un aspecto interesante del déficit es que para medir su importancia se recurre a la proporción que representa con respecto al PIB: es decir, si a día de hoy se dice que el déficit público español es del 5'8%, esto significa que su cuantía representa un 5'8% del PIB español. Sin embargo, debemos tener en cuenta que mientras que el PIB representa una medida de lo que ingresa toda la economía en un año, el déficit representa una carga específica del sector público. Es cierto que cuantificarlo con respecto al PIB tiene su lógica, puesto que permite las comparaciones entre distintos países y el PIB representa un límite máximo a la capacidad financiera del Estado, pero debemos ser conscientes de que esta forma de medirlo minusvalora su importancia (por ejemplo, si midiéramos el déficit con respecto a los ingresos del Estado, podríamos movernos fácilmente en un entorno del 20-25% de déficit, una cifra mucho más impresionante que la del 6% que actualmente se maneja).

Por otro lado, conviene conocer ciertos componentes del déficit que son mencionados muy a menudo por economistas y medios de comunicación:
  • Déficit primario: es el que se obtendría descontando el pago de los intereses de la deuda pública. En la medida en que el pago de estos intereses ya está comprometido, el déficit primario es el que resulta de restar a los ingresos públicos el gasto público sobre el que el gobierno tiene cierto margen de actuación. Por otro lado, el hecho de que el presupuesto del sector público arroje un déficit primario es uno de los factores a tener en cuenta para determinar si el volumen de deuda pública es sostenible, como veremos en la próxima entrada (si un Estado presenta un déficit primario persistente, su volumen de deuda pública no dejará de crecer).
  • Déficit cíclico o coyuntural: es el que se produce en las fases recesivas de los ciclos económicos, ya que los ingresos públicos disminuyen como consecuencia de la caída de la actividad económica y el gasto público aumenta como consecuencia de la activación de los estabilizadores automáticos (gastos que aumentan automáticamente en determinadas coyunturas, como las prestaciones de desempleo, que aumentan cuando crece el paro). 
  • Déficit estructural: es la parte del déficit que es independiente de la fase del ciclo económico y que se debe a desajustes estructurales entre los ingresos y los gastos públicos. Determinar qué parte del déficit es estructural es vital para la economía española, puesto que los compromisos contraídos con la Unión Europea en materia de déficit se refieren al déficit estructural (incluido el límite de déficit que PP y PSOE pactaron incluir en la Constitución). Incumplir estos compromisos puede acarrear sanciones graves de la Unión Europea y la desconfianza de los mercados financieros, con las consecuencias que eso tendría para el coste de la deuda.