sábado, 2 de marzo de 2013

LECCIONES DE HISTORIA: LA CRISIS DE LAS HIPOTECAS SUBPRIME (CAPÍTULO III)

LA TITULIZACIÓN

donde se cuenta cómo los bancos crearon "paquetes" donde metieron las hipotecas que habían concedido y los vendieron por todo el mundo, distribuyendo a lo largo y ancho del mundo hipotecas que habían concedido a personas sin empleo ni recursos económicos.


Los bancos ofrecían tantos créditos que empezaban a quedarse sin liquidez. Como se representaba en la figura 1 (capítulo 1), los bancos conceden préstamos con el dinero que las familias les ceden en forma de depósitos. Sin embargo, el boom hipotecario era de tal magnitud que no bastaba con los depósitos de las familias. Para conseguir recursos, los bancos acudían al mercado interbancario, en el que se prestan dinero unos a otros, y como todos los bancos estadounidenses estaban inmersos en la fiebre inmobiliaria, eran bancos de otros países los que les suministraban los recursos que necesitaban.

Además, los bancos norteamericanos comenzaron a incumplir las Normas Contables de Basilea, según las cuales los préstamos concedidos por un banco no pueden superar un determinado porcentaje de su balance. Para cumplir esta normativa y conseguir la liquidez que necesitaban para seguir concediendo préstamos, recurrieron a la titulización.

Los bancos crearon unos productos financieros denominados CDO (Collateralized Debt Obligation -Obligaciones de Deuda Colateralizada-). Los CDO eran unos "paquetes" donde se incluían hipotecas de todo tipo junto a otros activos bancarios (préstamos para el consumo, créditos a estudiantes, etc.). Los CDO formados por hipotecas se denominaron MBS (Mortgage Backed Securities -Obligaciones Garantizadas con Hipotecas-) y, como cualquier activo financiero, eran títulos negociables (de ahí que el proceso se denominara titulización). Los bancos vendían inmediatamente estos paquetes MBS a unas entidades denominadas conduits (entidades "vehículo"). De esta forma, entraba liquidez en los bancos y éstos transferían los riesgos fuera de sus balances.

Sin embargo, los conduits no eran más que entidades filiales (normalmente fondos de inversión) creadas por los propios bancos para escapar a la normativa contable que sólo afectaba a las entidades bancarias. Es decir, se trataba de una estratagema para "blanquear" las cuentas de los bancos y cumplir la normativa internacional. Aún peor, los conduits aumentaron el riesgo soportado por el sistema, ya que pedían créditos a otros bancos para conseguir el dinero con el que comprar los paquetes MBS, con lo que aumentaban aún más el endeudamiento de los bancos.

El propósito de los conduits era vender rápidamente los MBS que tenían en su poder, generando así una nueva fuente de beneficios. Para ello, recurrieron a los servicios de los bancos de inversión, que los vendieron a otros bancos, fondos de inversión, fondos de pensiones, sociedades de capital riesgo, aseguradoras, etc. A su vez, estas entidades vendían y revendían estos paquetes, que acabaron distribuyéndose por todo el mundo. A menudo, los bancos de inversión elaboraban paquetes CDO que contenían otros paquetes CDO y MBS, de modo que al final nadie sabía a ciencia cierta el producto que en realidad estaba comprando.

Las agencias de calificación jugaron un papel crucial certificando la seguridad de estos CDO y MBS. Las agencias de calificación son empresas que se dedican a dar una valoración (una "nota", para entendernos) a los productos que se intercambian en los mercados financieros. A menudo, estos productos son tan complicados y resulta tan complejo investigar quién los emitió que no es fácil saber si es arriesgado invertir en ellos. Al calificar estos productos, las agencias de calificación facilitan la toma de decisión de cualquier persona o entidad que se esté planteando invertir en ellos.

La valoración más alta dada por estas agencias es la calificación AAA, que era fácilmente obtenida por las hipotecas de más calidad. Sin embargo, los CDO y MBS contenían muchas hipotecas subprime cuya calificación tendría que haber sido muy negativa al tratarse de operaciones muy arriesgadas. Aun así, las agencias de calificiación dieron su sello de aprobación a estos productos  calificándolos con la máxima nota, y esto animó a fondos de pensiones y de inversión y a bancos de todo el mundo a comprar estos paquetes.

Para explicar la actuación tan deficiente de las agencias de calificación debemos volver a mencionar el problema de los incentivos. Al igual que en el resto del sector financiero, los incentivos de las agencias de calificación estaban muy distorsionados: quienes pagaban a las agencias de calificación eran precisamente los bancos que creaban los paquetes que había que calificar. La competencia entre las distintas agencias hizo el resto: si una agencia de calificación no daba la nota que se pedía, los bancos de inversión podrían recurrir a una de sus competidoras [1].

Para agravar el problema, las agencias de calificación descubrieron una nueva forma de obtener ingresos: proporcionar servicios de consultoría (por ejemplo, cómo conseguir la codiciada calificación AAA). Así, las agencias ganaban dinero explicando a los bancos de inversión cómo conseguir buenas calificaciones y, a continuación, ganaban aún más dinero otorgando esas calificaciones [2].

De esta forma, cientos de bancos y millones de personas en todo el mundo invirtieron en estas hipotecas o en sus productos derivados creyendo que se trataba de una inversión segura. En gran medida, todo fue posible gracias a que las autoridades financieras habían relajado la supervisión y la regulación de los mercados financieros.




ÍNDICE DE CAPÍTULOS:








[1] Como ya hemos mencionado, las agencias de calificación son empresas privadas que operan en un mercado libre. Las agencias de calificación más importantes del mundo son las estadounidenses Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.
Actualmente, estas agencias son tristemente célebres por rebajar la calificación de la deuda soberana de los países del euro, como España.
[2] Se podría escribir otro artículo tan extenso como éste, o incluso un libro, explicando qué métodos se utilizaban para conseguir que un paquete MBS con hipotecas subprime consiguiera la máxima calificación. De forma muy resumida (y por tanto inexacta): los paquetes se estructuraban en tramos (“tranches”) ordenados según el riesgo y se destinaban parte de los rendimientos de los tramos más altos a cubrir las posibles pérdidas de los más bajos para que todos tuvieran una buena calificación.

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