Toda historia tiene un comienzo, y aunque ésta involucra a muchas
personas (es muy probable que tú mismo participes en ella, amigo lector), en un
principio es la historia de Fernando el Zapador. No es necesario remontarnos
muy atrás en el tiempo. Digamos tan solo que Fernando no ha tenido una vida
fácil, que se crió en un ambiente de extrema pobreza y que, como indica su
apodo, acabó ganándose la vida abriendo pozos y construyendo o reparando
alcantarillas.
Y Fernando prosperó.
Esta dedicación le puso en contacto con un sector que, en el
futuro, condicionaría su vida de forma decisiva: la construcción. En el momento
en el que comienza nuestra historia, el sector de la construcción está en auge:
cada vez se construyen más viviendas y su precio no deja de subir, pues la
demanda es sólida y no da señales de debilitarse. Por su trabajo, Fernando sabe
de muchos terrenos edificables en los que se podrían construir fantásticas
promociones de viviendas. Y gracias también a su trabajo, Fernando conoce lo
suficiente el sector como para decidir emprender una nueva aventura: construir
su propia promoción de viviendas.
En realidad, Fernando
está obedeciendo una de las leyes fundamentales de la economía de mercado, ya
enunciada por el propio Adam Smith. La respuesta del mercado a una de las
cuestiones fundamentales en Economía, qué producir con los recursos escasos de
los que dispone un país, viene dada por las preferencias de los consumidores
expresadas a través de los precios. Si un bien tiene un precio elevado, es
porque es demandado por los consumidores, que lo requieren para satisfacer
alguna necesidad. De esta forma, los empresarios producen lo que realmente
quieren y necesitan los consumidores al tiempo que obtienen un beneficio por
ello.
En concreto, Fernando sabe de una parcela, situada en un
enclave maravilloso y, lo que es mejor, edificable. Haciendo cálculos con
arquitectos, constructores y demás estima que con 3 millones de euros podría
hacerse con el terreno y construir una bonita promoción. Con lo ahorrado en los
últimos años y vendiendo algunos bienes (ya hemos dicho que Fernando ha
prosperado, y de qué manera) más las aportaciones de algunos socios, Fernando
reúne un millón de euros y funda la empresa Promotora el Zapador S.L. El esfuerzo ha sido considerable, y la suma reunida por Fernando y sus socios muy importante, pero aun así quedan dos millones de euros para completar la
promoción. Ha llegado el momento de buscar fuentes de financiación.
La primera opción, lógicamente, es acudir a los bancos de las
localidades cercanas. Sin embargo, no es tan fácil. Ya hemos dicho que la
construcción es un sector floreciente y en auge, pero Fernando y sus socios no
son promotores experimentados, y dos millones de euros son una suma
considerable. Aunque la mayor parte de los bancos implantados en la localidad
están dispuestos a prestarle esa cantidad, los intereses que piden a cambio le
parecen excesivos a Fernando. Por fortuna para él, un nuevo banco va a acudir
en su ayuda: el banco Walk ING (que en realidad es el resultado de la fusión de
varias cajas de ahorro).
Tradicionalmente, las
cajas de ahorro eran entidades con un marcado carácter social y una sólida
implantación territorial en sus provincias de origen. Sin embargo, a partir de
1993, merced a una directiva liberalizadora de la Unión Europea, las cajas
cobraron libertad para expandirse a lo largo y ancho de todo el país. Esta
directiva sería el detonante de una auténtica explosión de cajas, que les llevó
en pocos años a controlar la mayor parte del mercado financiero español.
La rápida expansión
de las cajas de ahorro tuvo una característica muy especial: se basó en gran
medida en los activos inmobiliarios. La forma más fácil de entrar en un nuevo
territorio era conceder un préstamo a un promotor inmobiliario (y ya de paso,
subrogarse en los préstamos de las familias que vivirían en la urbanización).
Además, en su afán por implantarse en un nuevo territorio, las cajas concedían
préstamos a promotores y constructores que no habían conseguido financiación en
los bancos de la zona o a los que se les hubiera exigido intereses muy altos.
Y así fue como el Banco Walk ING concedió un préstamo de dos millones de euros a Promotora el Zapador S.L.(continuará...)
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