En realidad, lo que me apetecía mostrar eran las cifras de recaudación y los porcentajes que representan los distintos impuestos. Para completar los datos, también aporto información referente al año 2002 en el siguiente gráfico (el distinto tamaño de cada círculo es proporcional al importe recaudado en uno y otro año):
Este gráfico sugiere varios comentarios:
- Lo primero que llama la atención es la enorme importancia del IRPF. Casi la mitad de la recaudación tributaria se apoya en el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Otro importante pellizco corresponde al IVA. Entre los dos impuestos, suponen cerca de las tres cuartas partes de la recaudación fiscal en España. Muy por debajo de ambos se hallan el Impuesto de Sociedades y los Impuestos Especiales (gasolina, alcohol, tabaco, etc.).
- Otro aspecto que llama la atención es la pérdida de peso del Impuesto de Sociedades en el sistema tributario español. De aportar un 20 % de la recaudación fiscal en 2002 ha pasado a suponer un 13 % en 2012 (una cifra que, además, está algo inflada por los adelantos que hemos comentado al principio de la entrada; en 2011, el Impuesto de Sociedades supuso un 11 % de la recaudación fiscal). Paralelamente, el IRPF ha pasado del 36 al 42 %. En mi opinión, se trata de un dato negativo, y pone de manifiesto que la presión fiscal recae cada vez con más fuerza sobre los consumidores, ya sea bajo la forma del IRPF o a través del IVA. Y no es de extrañar que esté ocurriendo esto: como comenté en una entrada anterior, en el seno de la Unión Europea se está viviendo una auténtica carrera por imponer los tipos más bajos a las empresas para que se radiquen en un país en detrimento de los vecinos europeos. El País ya avisaba en un artículo publicado hace unos meses de que las empresas sólo pagaron impuestos por el 11'6 % de sus beneficios en 2011 (y en esta otra entrada ya comenté el caso de Apple, cuya declaración del Impuesto de Sociedades le salió a devolver a pesar del espectacular aumento de sus ventas en España).
- Si se quiere cambiar el sistema fiscal español hay que hacerlo de forma radical, olvidándose de cambios cosméticos y emprendiendo una reforma fiscal total. Un sistema en el que consumidores y asalariados soportan todo el peso del mismo no se puede cambiar con pequeños parches.
El otro día lo comentaba en otra entrada, el déficit público español no es un problema de gastos (o al menos, no principalmente), es un problema de ingresos, y urge revisar toda la estructura impositiva para hacerla menos dependiente de la deuda pública y de los mercados financieros y, sobre todo, más justa (no sólo haciendo que paguen más los que más tienen, sino persiguiendo DE VERDAD el fraude y la evasión fiscal).
La idea de esta entrada me la sugirió la lectura de esta otra entrada del blog Economía en dos tardes, de Marta Soria y Rebeca Gimeno (cualquier lector avispado comprobará que mi gráfico de los impuestos es una edición de dos gráficos distintos de esa entrada y que muchos datos que manejo están sacados de la misma). Aprovecho para recomendar a todo aquel que quiera aprender economía de forma amena y sencilla que no pierda la oportunidad de visitarlo (y por supuesto, está en el apartado de blogs recomendados que hay en la columna derecha).
Muy interesante tu blog. Me gusta saber que al final con mi pago de IVA y con mi IRPF llevo prácticamente el 72% de las cargas del país.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, japinej, eres muy amable.
ResponderEliminarY con respecto a lo que comentas... ¡es aún peor! Ten en cuenta que los impuestos especiales están formados sobre todo por los impuestos sobre la gasolina, el alcohol y el tabaco, así que es muy posible que también recaigan sobre tus espaldas. Vamos, que se puede decir que en 2012, el 83 % de la carga impositiva española recayó sobre gente como tú (y como yo).