Los bancos españoles
deben reducir su excesivo apalancamiento, la economía española en su conjunto está muy apalancada, el apalancamiento de las empresas españolas
está en niveles históricos… Quien más, quien menos, la mayoría de vosotros
habrá leído u oído el término apalancamiento en alguna de las noticias de la
actualidad. Pero, ¿realmente sabe la gente lo que es el apalancamiento?
Hasta hace muy poco, si a alguien le preguntaban qué era
estar apalancado, lo que respondía era esto:
Hoy, el término apalancamiento es uno de los más comunes en
la secciones de economía y nacional de la prensa generalista. Y sin embargo, me
da la impresión de que la mayor parte de las veces no se utiliza correctamente,
o al menos con todas las implicaciones que tiene esa palabra en economía
financiera.
El 99 % de las veces que leáis en un periódico la palabra
apalancamiento la podéis sustituir por endeudamiento. Así, cuando se dice que
una entidad está muy apalancada, lo que se está afirmando es que está muy
endeudada. De esta forma, los periodistas utilizan el término con fines más
estilísticos que semánticos, como los periodistas deportivos que intentan
adornar sus narraciones empleando términos como esférico y rectángulo de juego
en vez de balón o campo de fútbol. Y es que apalancarse, en términos
económicos, no sólo implica endeudarse.
Hagamos una precisión. En los manuales de Economía de la
Empresa se habla de dos tipos de apalancamiento: el apalancamiento operativo y
el apalancamiento financiero. El que está ahora en boca de los medios de
comunicación, o el que más se acerca a él, es el apalancamiento financiero, así
que a él es al que me referiré a lo largo del post.
Apalancarse consiste en endeudarse para financiar una
operación, pero en términos financieros, el vocablo apalancamiento (en inglés,
efecto leverage) hace referencia a la
utilización de la deuda para incrementar la rentabilidad de los recursos
propios. Veámoslo con un ejemplo numérico para comprenderlo mejor.
Supongamos que queremos invertir 100.000 € en acciones. Si
compramos el 1 de Enero acciones por ese valor y las vendemos el 31 de Diciembre
por 150.000 €, está claro que hemos obtenido 50.000 € de beneficio (como
invertimos 100.000 € de nuestro dinero, la rentabilidad ha sido del 50 %).
Pero imaginemos que no tenemos los 100.000 € iniciales, y
aun así consideramos que el éxito de la inversión es seguro. Supongamos que
sólo tenemos 20.000 €, pero como estamos tan convencidos de que todo va a salir
bien, pedimos un préstamo de 80.000 € a un interés del 10 %.
El 1 de Enero compramos las acciones por 100.000 € y el 31
de diciembre, como estaba previsto, las vendemos por 150.000 €. Ese mismo día,
hay que pagar al banco unos intereses de 8.000 €, con lo que el beneficio que
nos queda es de 42.000 €. Sin embargo, aunque los beneficios de la operación
hayan sido algo menores, la rentabilidad del capital propio ha sido muchísimo
más alta, del 210 %. En esto consiste el
apalancamiento, en utilizar recursos ajenos para aumentar la rentabilidad de
los recursos propios.
Resumamos todo lo dicho en los párrafos anteriores en un par
de sencillas operaciones para que nadie se pierda:
Como vemos, gracias al apalancamiento, la rentabilidad de
los recursos propios se ha multiplicado espectacularmente. Es así como el
endeudamiento permite que las empresas crezcan muy por encima de lo que podrían
si sólo contaran con el capital aportado por sus socios. Y es así como se
pueden obtener altas rentabilidades con grandes proyectos cuando apenas se
dispone de fondos propios. ¡Pero alto, amigo lector, no corras a pedir un
préstamo antes de leer toda la entrada! Como suele suceder siempre, la realidad
es muy aguafiestas y no todo es tan fácil.
El endeudamiento sólo es conveniente mientras la
rentabilidad total de la operación (en nuestro caso, el 50 %) sea mayor que el
coste de los recursos ajenos (en nuestro ejemplo, el tipo de interés del
préstamo, el 10 %). Cuando la rentabilidad esperada de una inversión es
superior al coste de los recursos ajenos, se dice que hay un apalancamiento positivo. En estos casos, cuanto más nos endeudemos, mayor será la rentabilidad que obtengamos.
Por el contrario, cuando el coste de los recursos ajenos es
mayor que los beneficios esperados, se dice que hay un apalancamiento negativo. Por supuesto, cuando el apalancamiento es
negativo no hay que endeudarse. Y si uno se ha endeudado previamente, toca ir
devolviendo lo prestado para ir reduciendo la carga de la deuda. A esto se le
llama desapalancarse, otro término
muy utilizado actualmente en la prensa.
Cuando el apalancamiento es positivo, endeudarse es
beneficioso, pero es también muy arriesgado. Los mercados son volubles y la
vida da muchas vueltas: hoy los tipos de interés pueden estar al 3 %, pero
dentro de pocos años podrían estar al 10 % y transformar un apalancamiento
positivo en negativo.
Aún peor, si una operación fracasa y se obtienen pérdidas,
puede acabar siendo completamente ruinosa. Supongamos que en el ejemplo
anterior, el 31 de Diciembre las acciones sólo consiguen venderse por 70.000 €.
No sólo habríamos tenido unas pérdidas de 30.000, sino que tendríamos que devolver
88.000 € al banco.
Es como para pensárselo, ¿verdad?
Como ya insinué al comenzar la entrada, el término
apalancamiento puede aplicarse indistintamente a empresas, familias, proyectos
concretos de inversión o incluso países. Y de hecho, en los países del sur de
Europa se ha vivido un claro ejemplo de apalancamiento positivo que se
transforma en negativo: antes de la crisis, los tipos de interés que había que
pagar por la deuda pública eran claramente inferiores a las tasas de
crecimiento anuales de países como España. Cuando estas tasas de crecimiento se
han desplomado por culpa de la crisis y los tipos de interés se han disparado
por culpa de la desconfianza de los mercados y los ataques de los
especuladores, la deuda se ha hecho insoportable.
Por supuesto, en torno al apalancamiento hay todo un cuerpo
de conceptos, fórmulas y expresiones matemáticas en las que no entraré para no
añadir complejidad a una explicación que sólo pretende ser introductoria. Pero sí
que haré referencia a una forma muy sencilla e intuitiva de analizar el grado
de apalancamiento de una operación: dividir el montante total de la operación
entre los recursos propios.
En nuestro ejemplo, disponíamos de 20.000 € y llevamos a
cabo una compra de acciones por 100.000 €. En este caso, se puede decir que
para llevar a cabo la operación hemos tenido que apalancarnos “cinco veces”
(100.000/20.000=5), lo que significa que hemos utilizado una cantidad cinco
veces mayor a la que originalmente teníamos.
Estos cálculos son muy sencillos de aplicar a nuestra vida
cotidiana. Los que hayáis comprado un piso, comparad el precio de la vivienda
con el dinero que habíais ahorrado antes de pedir la hipoteca. Si, por ejemplo,
compráis un piso por 150.000 € y habíais ahorrado 15.000 € (por lo que tenéis
que pedir un préstamo de 135.000 €), os apalancaréis diez veces, lo que
significa que habéis llevado a cabo una operación por un importe diez veces
superior al que originalmente teníais.
Muy buen articulo, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarWaoooooo!!!! TENGO DOS DIAS LEYENDO LIBROS DE FINANZAS Y TODOS LAS PAGINAS DE INTERNET DEL MUNDO INTENTANDO LEER ESTE TEMA Y AL FIN CON ESTA EXPLICACION LO ENTIENDO!!!! EXCELENTE Y MUY LLANA!!!!!
ResponderEliminarMuy bueno, y bien explicado... Gracias
ResponderEliminarExcelente artículo sobre el APALANCAMIENTO con ejemplos
ResponderEliminarmuy esclarecedores.
Muchas gracias
Excelente artículo sobre el APALANCAMIENTO con ejemplos
ResponderEliminarmuy esclarecedores.
Muchas gracias
Ya me he enterado, gracias. Me perdía en términos técnicos
ResponderEliminarMe pareció muy útil y práctico excelente explicación.
ResponderEliminarExcelente, después de mucho buscar, con estos ejemplos cotidianos, me quedo súper claro, muuuchaaas gracias!!!
ResponderEliminarun 10
ResponderEliminarMUY BUEN RESUMEN,MUY DIDACTICO,CLARO Y PRUDENTE,COMO DICE PRIGNON FISICO CUANTICO "el desorden esta en todas las cosas desde la creación del universo" y para terminar agradeciendo al autor,una sentencia del gran Benjamín Franklin que tiene que ver con las inversiones de cualquier tipo dijo "EN LA VIDA HAY DOS COSAS SEGURAS !SOLO DOS!.......LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS
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