domingo, 27 de enero de 2013

COOPERACIÓN Y SOLIDARIDAD EN LA EUROZONA: ¿UN OXIMORÓN? (1ª Parte)


Un oximorón es una figura retórica que se caracteriza por utilizar dos conceptos opuestos en una misma expresión (paz armada, inteligencia militar, sonido sordo...). En la siguiente entrada me gustaría reflexionar sobre cómo el diseño de euro no sólo estranguló las políticas monetarias de los países que accedieron a la moneda única, sino sobre cómo los pasos que se han seguido desde entonces (antes y después de la crisis) han impedido una auténtica coordinación entre las políticas económicas de la eurozona y han socavado los principios de solidaridad y cooperación.
Se puede decir por tanto que hablar del euro, de políticas económicas nacionales, de cooperación y de solidaridad en la eurozona se ha convertido en un oximorón.














ANTES DE NADA, ¿SABES CUÁLES SON LAS HERRAMIENTAS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA?

Siempre me gusta que quien lea mis entradas tenga toda la información necesaria y pueda entenderlo todo sin necesidad de tener ningún conocimiento específico. Sin embargo, a veces este propósito hace que las entradas se alarguen más de lo conveniente. En el siguiente post se habla mucho de política económica, de política fiscal y de política monetaria. Si necesitas una pequeña introducción para abordar estos conceptos, lee el siguiente recuadro y después continúa con el artículo. Si ya sabes lo que son esos conceptos, puedes leer el artículo sin problemas...




Y AHORA QUE SABES LO QUE ES LA POLÍTICA ECONÓMICA, ¿SABES CÓMO AFECTÓ LA CREACIÓN DEL EURO A LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS DE CADA PAÍS?


Cuando en 1999[1] nació el euro, los países que entraron en él fueron despojados automáticamente de su política monetaria. Pero no sólo las competencias en materia monetarias pasaban al Banco Central Europeo (BCE), sino que éste adquiría un estatus completamente independiente, no teniendo que someterse a la supervisión o control de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo o el Ecofin[2]. Además, en sus estatutos se marcaba como único objetivo del BCE la lucha contra la inflación, un aspecto que choca con la realidad de otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense, que tiene como doble objetivo la lucha contra la inflación y favorecer el crecimiento económico.

Esta naturaleza del BCE responde al credo neoliberal imperante en la política europea desde la década de los ochenta, inaugurada con la llegada al poder de Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente, y concluida con la caída del Muro de Berlín, que sumió a la izquierda y la socialdemocracia europea en una crisis de identidad de la que todavía no se han recuperado.

Como ya he mencionado, las ideas de Milton Friedman situaban a la inflación en el centro de la diana de la política económica. Por otro lado, el pensamiento neoliberal es tan dogmático que da a sus postulados el rango de verdades absolutas; de ahí a afirmar que la política económica debe dejarse en manos de tecnócratas para que los gobernantes elegidos democráticamente no hagan un uso populista de la misma hay un paso muy pequeño. Y estas fueron las ideas que en 1992, cuando se firmó el Tratado de Maastricht, dieron lugar a un banco central completamente independiente centrado única y exclusivamente en la lucha contra la inflación.

Pero el diseño del euro no sólo despojaba a los distintos países de su política monetaria, sino que limitaba el uso de la política fiscal. Así, para acceder al euro se exigía que el déficit público no superase el 3 % del PIB de cada país y que el volumen de su deuda pública no superase el 60 % del PIB. El Tratado de Maastricht sólo establecía estos límites como requisitos de entrada al euro, pero con la firma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en 1996 dichos límites se convirtieron en requisitos permanentes.

Además, la construcción de la eurozona dejaba completamente de lado cualquier principio de cooperación y solidaridad. Así, el mismo Tratado de Maastricht que fijaba límites a las políticas fiscales de los países miembros y creaba un banco central independiente centrado sólo en la inflación prohibía expresamente que los Estados pudieran acudir al Banco Central para financiarse y, mediante la denominada cláusula de no salvamento (no bail-out) también prohibía la asistencia mutua entre países de la eurozona. Así, como ya veíamos en una entrada anterior, los países se quedaban solos frente al escrutinio de los mercados financieros.

Huelga decir que aunque la creación del euro arrebató múltiples herramientas de las manos de los gobiernos europeos y limitó el uso de muchas otras, no se dio ningún paso para coordinar las políticas económicas de una zona monetaria tan amplia, con lo que la aparición de disparidades y desequilibrios estaba más que cantada.


(Concluirá en la próxima entrada)


[1] Aunque los billetes y monedas de euro comenzaron a circular el 1 de enero de 2002, el euro existía a partir de 1999. Desde ese momento, su paridad con las distintas monedas nacionales era fija e irreversible, y cada una de ellas pasan a ser una expresión del euro (de modo que, por ejemplo, una peseta pasaba a considerarse la 168ava parte de un euro).
[2] Ecofin: Consejo de los Ministros de Economía y Finanzas de los países miembros de la Unión Europea.

2 comentarios:

  1. Con respecto al rescate financiero no se violaría la norma de los Estados pudieran acudir al Banco Central para financiarse ? perdone mi ignorancia leo a diario varias de sus entradas desde hace un tiempo y he aprendido muchísimo sobre economía gracias a usted pero esta cuestión,la del rescate financiero, no me queda clara por completo.
    Muchas gracias por su labor!

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  2. En efecto, los estados de la eurozona tienen prohibido prestarse entre ellos o acudir al BCE para financiarse. En todo caso, un rescate financiero es una situación excepcional que se articula de otra manera para esquivar ese escollo (de hecho, el organismo encargado de gestionar los rescates no es el BCE en solitario, sino la troika, formada por el BCE, la Comisión Europea y el FMI).

    Otra forma que tiene el BCE de ayudar a los países esquivando esa prohibición es hacerlo de forma indirecta, a través del mercado secundario. Es decir, en vez de comprar deuda pública española al gobierno español, el BCE puede comprar deuda española en los mercados (a otros poseedores de la misma). El Estado español no recibiría fondos de forma directa, pero al aumentar la demanda de deuda española también aumentaría su precio y, por tanto, bajarían los intereses a pagar por ella (tienes una explicación más detallada de este mecanismo en la siguiente entrada: http://economiapuntes.blogspot.com.es/2013/09/el-mercado-de-bonos-explicado-con.html ).

    Muchas a gracias a ti por tu comentario y por leerme.

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